20 ene 2013

Siete veces mentira

Lance bajo juramento
Confesión exculpatoria. Armstrong acude a las cámaras de televisión para admitir su dopaje, pero no revela nada que no se sepa a estas alturas ni desaprovecha la oportunidad para justificarse ante millones de espectadores: "creía que era lo que había que hacer", "para mí era como poner el aire en las ruedas o el agua en las botellas", "jugué en el mismo nivel que la cultura de entonces" y otras perlas similares. Los medios han repetido como borregos que se trataba de una confesión, pero después de las casi dos horas de grabación queda la sensación de que ha cantado sólo porque le han pillado y no porque se sienta verdaderamente arrepentido. De hecho, textualmente afirma que "el tipo que se creía invencible está todavía ahí". Por mucho que el americano haya decidido hablar ahora, a saber bajo qué condiciones económicas, eso no supone un acto de contrición. Las explicaciones deben ser para la USADA y los tribunales, no para su amiga Oprah Winfrey ni para evitar esa sanción de por vida.

Pseudoentrevista. El vídeo -emitido en España por el canal Discovery Max con unos subtítulos horribles llenos de traicioneros errores de traducción- se puede ver íntegro en YouTube. Y a pesar de que debo admitir que tiene fases en la que la presentadora me ha sorprendido gratamente, sigue pareciéndome puro espectáculo televisivo de corte populista y poco periodismo de rigor. Especialmente el tramo final sobre su familia, ñoño y cotilla al más puro estilo de esa basura del corazón, junto con otros momentos idiotas mal enfocados como el referente al testimonio de Betsy Andreu -pieza clave en todo el caso-, perdiéndose los dos en aclaraciones banales y ridículas del tipo "es verdad que la llamé puta y loca, pero nunca gorda". En este sentido, lo esperado de un programa grabado, con un título tan rimbombante para la autopromoción de la presentadora, conducido por preguntas y respuestas obviamente preparadas y con unos minutos de nauseabunda publicidad encubierta de un libro de nuestro protagonista bajo una oportunista y lamentable utilización del cáncer como hilo conductor. 

Un ciclismo de mentira. El instante escogido y las formas presuponen una jugada de sus abogados con la amenaza de un futuro lúgubre y una probable pena de cárcel por perjurio en el horizonte. En un toque genial del programa, Armstrong se define como "jerk" y "humanitarian" a pesar de haber sido apartado ya de la fundación de las pulseras amarillas que las malas lenguas dicen que le sirvió más que nada para lucrarse. Ejemplos que ponen de manifiesto su sempiterna arrogancia hay unos cuantos, no hay más que contar la de veces que se escucha la palabra "líder"; pero el poso que deja su patético alegato trasciende a su figura: es el de un deporte machacado por una mafia de drogas y procedimientos dopantes en donde él era un capo que todo lo dominaba. Una mentira muchas veces negada y aún no del todo explicada. Quedan bastantes implicados por hablar y bastantes otros sobre los que el tejano no ha querido pronunciarse. Por declaración insuficiente, se esperan sorpresas.  

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo Manuel. La afirmación "no se puede ganar el Tour sin doparse" no sé si es para cortarse las venas o dejarselas largas... un jerk con todas las letras y Oprah, con toda su relevancia mediática, como Jesús Hermida con el rey: inerme pese a esa pose de periodista incisiva. Se le ven las costuras al producto y no revela nada nuevo.

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  2. Gracias por tu comentario, gijonenbici,
    Fíjate hasta qué punto ha confesado que parece que sigue mintiendo: http://goo.gl/ueTAS Lo he visto hoy, pero ya se sabía de antes. Lo de este tipo debe ser patológico. Por otra parte, me ha gustado tu paralelismo con esa entrevista de Hermida al rey, muy de respuestas preparadas que empiezan con el chirriante "me encanta que me hagas esa pregunta"

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